Así se vive Sant Jordi en Barcelona
- Los libros y las rosas inundan las calles de la ciudad en uno de sus días más especiales
Las rosas y los libros inundan las calles de Barcelona. Es una de las jornadas más especiales del año en la capital catalana, que vive con intensidad la Diada de Sant Jordi. Una fiesta cultural y ciudadana en mayúsculas, con un tiempo primaveral envidiable. Este año la jornada cae en día laborable y tanto el sector editorial como las floristerías arrancan el día con excelentes expectativas de ventas, interés y buen ambiente.
Desde primera hora de la mañana el centro de la ciudad lucía centenares de puestos de libros y rosas en la calle. Los más madrugadores, antes de entrar al trabajo, ya se han acercado hasta el corazón de la fiesta. La Rambla late con fuerza, luce sus mejores galas y vuelve a seducir a los barceloneses, público usualmente escaso en la arteria más turística de Barcelona. Ni las aglomeraciones ni el calor podrán con el tirón popular de la avenida, que año tras año vive su jornada más emotiva y cultural.
A las ocho despertaba ya la Rambla con una retahíla de paradas de libros y flores y hacia las nueve ya todas ellas atendían lectores y curiosos. Sin la masificación del mediodía, los paseantes recorrían a primera hora los estands con parsimonia y se tomaban su tiempo para elegir el mejor título. Las floristerías, emblema de la avenida, embolsaban las rosas y ultimaban los encargos para colectivos y empresas, que suponen cerca de la mitad de las ventas en los establecimientos profesionales.
“Este domingo hemos trabajado y aún así nos quedan todavía encargos por acabar, hemos recibido muchos este año, a diferencia de los anteriores que habían descendido mucho”, valora Carolina Pallés, mientras envuelve un ramo de rosas rojas. Es la quinta generación al frente de Flors Carolina, que lleva ya 130 años en la Rambla al pie del cañón. “Vuelve a ser el Sant Jordi de hace años”, celebra.
La rosa roja tradicional, señala, será la reina indiscutible de las ventas: “Decían que la rosa amarilla podría incluso ser la mayoritaria pero no ha sido así, porque la rosa de Sant Jordi es la roja y las tradiciones no cambian así como así”. “¡Incluso los independentistas que han venido a por una rosa, con el lazo amarillo en la solapa, han comprado la roja!”, exclama. “Mira que me han hecho propuestas llamativas de rosas amarillas, pero nunca hemos querido politizar las rosas y las seguiremos vendiendo con nuestro envoltorio tradicional como cada año”, avisa la florista.
La plaza Catalunya es este año otro foco de atención, con la presencia de numerosos medios de comunicación y un montaje especial en el centro con rosas amarillas y lemas sobre la liberación de los presos políticos. Las dos acampadas reivindicativas que las últimas semanas han ocupado la plaza y que fueron desalojadas el pasado miércoles, protagonizadas por sin techo e independentistas respectivamente, disponen como pactaron con el ayuntamiento de un punto de información cada una. Completan el cuadro los sets de televisión y radio que como cada año retransmiten sus programas en directo desde la plaza.
A partir de las diez han empezado a llegar al centro de la ciudad grupos de escolares y oficinistas, que atraídos por el gran espectáculo de la Rambla, desfilan entre paradas y quioscos con ojos bien abiertos y una sonrisa inequívoca.También en la Rambla, el Palau de la virreina acoge a estas horas el regreso de una tradición del sector editorial barcelonés: el desayuno de escritores, editores y libreros de Sant Jordi.
Tras la foto de familia con los autores de este año, la alcaldesa Ada Colauha deseado un feliz Sant Jordi a todos los barceloneses y ha dedicado una mención especial a Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Culturalencarcelado.
Hasta hace dos años este encuentro matutino se celebraba en el hotel Regina, a dos pasos de plaza Catalunya. Con el cambio de gobierno municipal se canceló y ahora retorna con un nuevo formato, más asistencia interdisciplinar y escenario municipal.
A pie de calle, la rosa estrella está siendo la tradicional de color rojo. Pese a las previsiones de gran volumen de venta de flores amarillas en referencia a la situación política catalana, la roja ha mantenido su hegemonía con claridad entre ciudadanía de todos los colores políticos.
Cortado el tráfico en Consell de Cent, entre Balmes y paseo de Gràcia
Otra de las novedades de este año es que el Ayuntamiento ha cortado el tráfico en un tramo de la calle Consell de Cent, entre Balmes y paseo de Gràcia, para que los libreros y los floristas instalen sus paradas con el objetivo de esponjar las inevitables aglomeraciones en el centro. Una especie de circuito literario cerrado que se transforma en una especie de plaza con paradas en las cuatro esquinas en el cruce de la Rambla de Catalunya. A las 9:00 de la mañana el tráfico ya estaba cortado y los puestos se apresuraban a tenerlo todo listo. Los libros toman literalmente la calle y los hay de todo tipo, para todos los gustos y formatos.
“Está bien que se corte el tráfico porque así habrá más espacio para que la gente pueda pasear. Este año al no ser festivo es diferente y las ventas se alargan durante todo el día coincidiendo con el horario laboral”, destaca explica Oriol, de la librería La Central. Aunque reconoce que todavía es pronto para intuir qué autores son los más solicitados, apunta que de momento “me han pedido varios libros de Jordi Borràs Dies que duraran anys y Jordi Puntí Això no és Amèrica”.
“Nos parece positivo que se corte el tráfico. A diferencia del año pasado los factores que influyen realmente es si no hay lluvia y no hay partido del Barça-Mardid, algo que no sucede este lunes y nos ayudarán”, comenta Eugenia Pujol, de la librería alemana e infantil Fabre.
“Mi marido está enfermo y yo me he comprado la rosa. Una roja para mí y una amarilla y blanca para mis dos hijas”, explica Vera, que se ha acercado a una parada de rosas antes ir a trabajar. “He venido pronto para evitar colas. El problema luego será cuando acabé la jornada para salir de la ciudad”, añade.
La otra gran protagonista indiscutible de Sant Jordi es la rosa. El sector de la flor se muestra optimista al coincidir la Diada de Sant Jordi con un día laborable y los mayoristas esperan vender más de siete millones de rosas, un 20% más de lo habitual.
“La rosa roja sigue siendo la reina. Hoy al coincidir Sant Jordi en día laborable prevemos que la venta esté más repartida y escalonada. Ya han venido algunos despachos de abogados y nos han comprado rosas”, explica Ana Bernabé, que desde hace años tiene una parada en Rambla de Catalunya con Consell de Cent.
Y es que no solo los enamorados, amigos o familiares se regalan rosas sino que también algunas empresas se suman a esta especial tradición y obsequian a sus trabajadores regalándole flores. La rosa roja sigue siendo la gran protagonista y en concreto la variedad Freedom, caracterizada por su rojo fuego y su resistencia.
Eso sí, el color amarillo gana peso y su distribución se eleva hasta el 10% del total, tal como ha informado la Asociación de Empresarios Mayoristas de Mercabarna Flor, tras la campaña de Òmnium Cultural como muestra de solidaridad con los presos independentistas. “Nosotros este año tenemos una 20% más de rosas amarillas y ya hemos vendido algunas”, afirma Bernabé.
Sobre los precios, el coste de la rosa se mantiene estable en comparación con los años anteriores y a primera hora de la mañana se vendía entre cuatro y cinco euros, aunque algunos optaban por pequeños rosales en vez de flores o ramos. En cuanto a los adornos y envoltorios los hay de todos los estilos. Se nota un cierto giro hacia elementos más ecológicos y reciclados que arrinconan a los de otros años como el celofán o el plástico. El color amarillo también está presente y de manera muy visible en complementos, como las cintas.
Más libros y menos flores
El día de Sant Jordi también ha llegado con cierta polémica. El Gremi de Floristes de Catalunya se ha quejado de que el Ayuntamiento ha concedido demasiadas licencias para vender rosas y también ha pedido distribuir mejor la paradas para que no se concentren tantas en el centro. La cifra de puestos de ventas de rosas asciende este año a 3.892 en la capital catalana (29 menos que en el 2017), algo que no le parece bien al responsable de la entidad, Joan Guillén, que ha planteado que se reduzcan casi a la mitad, entre las 2.000 y las 2.500. El Ayuntamiento ha recogido el guante y el concejal de Empresa y Turismo, Agustí Colom, ha asegurado que se compromete a revisar y actualizar la ordenanza que regula esta cuestión de cara a las futuras ediciones.
En cuanto a los puntos de venta de libros hay algunos más que el año pasado. En total, hay 980 paradas repartidas en la ciudad, 57 más que el año pasado, y, como en el caso de las rosas, la mayoría se concentra en el centro. El representante del Gremi de Llibreters de Catalunya, Pere Fàbregues también ha mostrado su optimismo y espera que Sant Jordi, al celebrarse en lunes, ayude a mejorar los buenos resultados de los últimos años. Es un día crucial para el sector librero que suele vender alrededor de un millón y medio de libros y factura sobre los 20 millones. Sant Jordi ya está en marcha.